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Pieles NO

domingo, 14 de enero de 2018

Pequeña Historia de la depresion

"-YO: Hoy me suben las dosis así que estaré muy zombi mañana y pasado mañana. Hasta que me acostumbre. No esperes que esté muy atento al móvil.
-ALGUIEN DE LA FAMILIA: Pero contacto si habrá, ¿no? Aunque estés triste, un saludo y un te quiero no es un esfuerzo... salen solos.
- Para ti no lo es pero el día que entiendas qué es esto verás que sí lo es.
- Lo entiendo y lo acepto.
- No sé. Es más difícil que pensar “está triste”. Mucho más.
Soy de las que piensa que ante una persona con depresión no había que dar mimos sino dar caña para que se espabile.
- Eso no es lo que necesita un depresivo… Nada de caña. Eso hunde más porque no es que uno no quiera: es que no puede. Mi objetivo es poder ir a compra o coger el tren o hablar con gente o poder hablar por teléfono sin que me dé un ataque de ansiedad. La cosa más insignificante es un reto para mí. Salir a la calle es una montaña, hablar con Laura, con Javi, con Irene, contigo, dormir, no pasar el día en la cama con todo cerrado, comer; todo es difícil.
Tengo que empezar por lo básico de nuevo. Ser capaz de comer, dormir y ducharme. Luego poder sonreír una vez al día y que no se me olvide. Luego dos. Después, que me hagan gracia los chistes. Entender qué dice la gente. ¡No los entiendo! Me hablan y no les sigo. Poder hablar con más de una persona es brutalmente difícil. Sentir emociones aparte de tristeza, desesperación y hastío es algo que se me ha olvidado. No sé hacerlo. Si me “metieras caña” le estarías pidiendo a una persona en silla de ruedas que se subiera a un árbol. El trabajo depende sobre todo de mí de seguir los tratamientos. No puedes hacer mucho más que estar ahí si te pido alguna ayuda e intentar comprender que esto es una enfermedad que hay que curar.
- Pues aquí estaré para cuando lo necesites.
- Gracias.
- Te quiero
- Y yo a ti."
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De "Obertament"

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Profeta Samuel


No pretendo hacer aquí  una tesis sobre la depresión, sino dejar claro que esta enfermedad tan terrible (yo lo sé por experiencia) no es cosa de los tiempos modernos, ni mucho menos, sino que ha existido siempre. Antes a los pobres depres se les consideraba como endemoniados, se les apedreaba  y hasta mataba.
En la Biblia hay varios claros ejemplos de esta enfermedad, concretamente en los reyes Saúl y David. Sus historias se pueden leer en el libro de Samuel.
Saúl era un rey depresivo, cosa mala para alguien que es el jefe supremo de una nación, el Pueblo de Israel en este caso.  Ahora los reyes no hacen gran cosa, pero en la antigüedad dictaban leyes, daban órdenes  e iban delante de su ejército en las batallas.
Figuraos lo tremendo que debe ser para un depresivo el tener tan grandes responsabilidades.
No podía asumirlas, claro.

Saúl ungiendo rey a David, su arpista

Saúl

Alguien le dijo que en el pueblo de Belén había un arpista llamado David, y que era muy bueno, y le hicieron venir para que distrajera a Saúl de su depresión.
Lo distrajo poco.
Saúl había proclamado un decreto en el que se prohibía que en toda la tierra de Israel fueran condenados a muerte a adivinos, invocadores de muertos y cosas de tipo parapsicológico, pues estaban prohibidas por su religión (y el Islam después).
Pero el rey estaba tan desesperado y viendo que las músicas davidianas no le servían para nada, decidió acudir a Samuel el profeta para pedir consejo.
Samuel estaba muerto, pero esto no arredró a Saúl, que sabía que en el pueblo de Endor había una pitonisa.
La Pitia, célebre pitonisa griega


Aquí quiero hacer una pausa para decir que cuando estuve en Israel (eran tiempos de guerra y el Neguev estaba lleno de tanques) me quedé asombrada y encantada al comprobar que allí en varios miles de años todo había variado poco, sobre todo los nombres de ciudades, montes, valles y pueblos. Me quedé de piedra cuando entramos en el pueblo de Endor, que estaba así señalizado, y me dije tate, si es el de la pitonisa de Saúl!. Otro día fuimos a Belén, que es feo con ganas (no sé si ahora lo habrán arreglado un poco) y me acorde de que en los Evangelios dice que Jesús fue a nacer "en el último pueblo y el más humilde de Judea", y yo volví a pensar: "Pues aquí parece que no ha pasado el tiempo ", a excepción de una iglesia (de lo más cutre comparada con las del Vaticano, Florencia o Roma)que es la iglesia de la Natividad, y cuya llave tiene que guardar un árabe. La tradición de pasar la llave en la familia de este árabe de padres a hijos viene de muy antiguo, pues los católicos y los ortodoxos se estaban peleando siempre por custodiar la dichosa llave, y al fin llegaron al acuerdo de que fuera un árabe y de que esta costumbre de la custodia pasara de padres a hijos de la misma familia y así siguen.

David y Betsabé

Siguiendo con Saúl y la pitonisa, aquél, disfrazado, llamó a la puerta de la mujer, la cual, aterrada, le dijo que no podía atenderle, por el decreto del rey Saúl que la condenaba a muerte si ponía en práctica sus poderes. Saúl se sinceró con ella y le dijo que era el rey, y entonces la mujer le dejó pasar.
-Invócame a Samuel- le pidió
La mujer se puso a la tarea y al poco apareció allí el fantasma de Samuel, quien, muy indignado, le dijo:
"-¡Por qué turbas mi reposo?"
(Juro que todo esto no me lo invento, está en la Biblia.)
Entonces Saúl le confió sus cuitas, pero Samuel no le hizo caso, y volvió de donde había salido (?)
En vista de lo cual Saúl, que se había encariñado con su arpista David (no pensar mal) le dio su manto y le proclamó rey.
A la gente le caía bien el nuevo rey, y le cantaban coplas con letras tan ofensivas para el pobre enfermo como ésta:
¨"-¡Saúl mató a mil, pero David mató a diez mil!"
Y cosas así.

La pitonisa de Endor

David fue rey y Saúl pasó a la Historia como un chiflado enfermo, a quien nadie había entendido jamás, pues entonces no había psiquiatras.
Pero David era bastante sinvergüenza, como todos los reyes de Israel y de otras partes, y como desde su terraza veía la de uno de sus generales, Urías, y cada mañana veía a la mujer de éste, Betsabé,  bañándose desnuda ante sus ojos, se encaprichó con ella.
Yo siempre he pensado que esta señora era una lagartona de mucho cuidado, pues nadie se baña así a menos que quiera exhibirse.
Pues el rey David, tan serio él, decidió apropiarse de la señora, y para deshacerse del marido lo puso en primera línea en la batalla. Y así le mataron, al pobre Urías , y el rey consiguió su propósito. Tuvo un hijo con Betsabé, que nació enfermo, y David pensó que Yahvé había querido castigarlo. Y entonces a él también le cogió una depresión, pero se le pasó rápido, no como al pobre Saúl.

David tocando el arpa ante Saúl. Por la cara que pone, parece que va a ordenar que decapiten al musico

Imagen ingenua del mismo momento

David en el campo tocando el arpa para los gorriones

Y así podría seguir paso a paso con la Historia. Por ejemplo, la pobre reina de España, Juana la Loca, que se enamoró locamente de su marido Felipe el Hermoso, mujeriego y sinvergüenza, que le ponía continuamente cuernos, y acabó completamente desatinada.
La encerraron en el Castillo de Tordesillas, y, si hubiera tenido un buen psiquiatra como los de ahora, no hubiera acabado como acabó, no queriendo cambiarse de ropa, apestando y dando gritos.

Samuel apareciéndose a Saúl y a la pitonisa de Endor

Hubo más, pero ya estoy harta de escribir.
Yo solo pretendía hacer constar de que la depresión ha atacado siempre, en todos los países y épocas. Incluso hoy hay muchos familiares que le dicen al depresivo que tenga "fuerza de voluntad" y que "está haciendo sufrir mucho a su familia", frases ambas que le dan al enfermo ganas de estrangular al familiar en cuestión.

Juana la Loca (Madre de Carlos I Emperador)

Juana la Loca paseando por Castilla el cadáver de Felipe el Hermoso pues decía que estaba vivo

Juana y Felipe

Juana la Loca

Juro que no me he inventado nada de lo que he escrito, y si alguien se ha divertido, pues mejor.
 
 

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