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Pieles NO

domingo, 18 de diciembre de 2011

La Nochevieja




Desde tiempos muy antiguos, ésta ha sido la más bulliciosa de todas las noches.
Para los antiguos agricultores europeos, los espíritus que destruían las cosechas por medio de enfermedades eran barridos durante la noche que precedía al Año Nuevo, con un gran concierto de cuernos y tambores. En China, las fuerzas de la luz, el Yang, derrotaban anualmente a las fuerzas de la oscuridad, el Yin, cuando en esta noche mágica la gente se congregaba para hacer sonar platillos y detonar petardos . En Norteamérica, fueron los holandeses, en su colonia de Nueva Amsterdam, en el s. XVII, quienes originaron las modernas celebraciones de la Nochevieja. Aunque es posible que los indios nativos de esas tierras les hubiesen dado un ruidoso ejemplo en este sentido, y con ello hubieran allanado el camino.
Mucho antes de que llegaran los colonos al Nuevo Mundo, la fiesta de Nochevieja era observada por los indios iroqueses, que la relacionaban con la coseha de maíz. Reuniendo ropas viejas, útiles caseros de madera, maíz y otros cereales, los indios arrojaban estas posesiones del año anterior en una gran hoguera, con lo que señalaban el comienzo de un nuevo año y una nueva vida. Era una costumbre antigua tan literal, en su significado, que los eruditos de épocas muy posteriores no tuvieron que especular con su sentido.
El antropólogo Sir james Frazer describió en The Golden Bough otras actividades propias de los iroqueses en la ultima noche del año, aunque algo menos simbólicas: "Hombres y mujeres, diversamente disfrazados, iban de un wigwam a otro destrozando y derribando todo lo que encontraban. Era un tiempo de licencia general;se suponía que la gente había perdido el sentido común , y, por tanto, no era responsable de lo que hiciera. "
Los colonos norteamericanos presenciaron la anárquica celebración de la Nochevieja por los indios, y su conducta no fue mucho más austera, si bien la escasez de ropas, muebles y comida les impedía encender hogueras. En la Nochevieja de 1773, los festejos que se celebraron en la ciudad de Nueva York fueron tan ruidosos que, dos meses más tarde, las autoridades prohibieron los petardos, las bombas de fabricación casera y el uso de armas de fuego personales para conmemorar los futuros comienzos del Año Nuevo.

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