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Pieles NO

viernes, 26 de noviembre de 2010

Los ateos bondadosos o Es más tarde de lo que creemos



Al socaire de las declaraciones del físico Stephen Hawking sobre la no necesidad de un Dios para crear el Universo, han surgido muchas personas que dicen, como él, que a estas alturas de nuestra civilización y ya entrado el año 2000 no es de recibo que la gente siga creyendo y practicando religiones como en la época de Nabucodonosor, por mencionar a alguien antiguo.El Sr. Hawking dice que el Universo pudo surgir perfectamente por la ley de la gravedad, y por casualidad.
A mí si esto puede ser, me trae al fresco. Yo conozco bastantes ateos, casi todos procedentes del Partido Comunista, y en general son bastante mejores personas que los catolicos que presumen de tales, que por regla general son inaguantables, hipócritas y unos idólatras de órdago. Mis amiguetes ateos siempre me dicen que cómo yo, "que soy tan inteligente, puedo creer en esas cosas", y me miran con lástima. Pero yo en el fondo admiro la fe de los ateos, porque nunca se han planteado si están o no equivocados, y tienen una convicción en la no-existencia de Dios que ya la querríamos para nosotros muchos de los sí-creyentes, que muchas veces dudamos.
Yo lo que veo aquí -en mi modestísima opinión, pues no pretendo sentar cátedra ni corregir a científicos de altos vuelos- es que estos señores hablan de una realidad que es la única que conocen, y a mí me parece que en la existencia, o como se le quiera llamar, hay muchas y diferentes longitudes de onda, y un creyente que haya obtenido sus 'pruebas', por llamarlas de alguna manera, las ha conseguido en otro plano que nada tiene que ver con la realidad del Sr. Hawking y sus seguidores. Como bien decía Pauwels, el autor de "El Retorno de los Brujos": Hay otros mundos, pero están en éste."
Seguramente que si a un monje tibetano, a un chamán mejicano, o a San Juan de la Cruz, seres ellos tan dispares, el Sr. Hawking hubiera querido convencerlos, se le hubieran reído en sus propias barbas.
Lo que no me gusta de la civilización occidental con respecto a Oriente,y aunque ésto sea ya mear fuera del tiesto (con perdón), es que en Occidente se teme tanto a la muerte que no se quiere pensar en ella, da tanto miedo que, aún y siendo el acto más importante de nuestra vida, aún más que el nacimiento, nadie se prepare para ella,y vivan despreocupados. Llegando al extremo de a veces ocultársela a un enfermo para que éste "se muera sin darse cuenta", creyendo que lo que para mí es una gran putada, para ellos un éxito del que se alegran. Yo antes tenía una vecina que era más tonta que una mata de habas, y un día me dijo esto mismo respecto a un familiar joven, con enfermedad terminal. Me decía la cretina: "¡-Y se ha muerto sin darse cuenta, e incluso hacía planes para irse de viaje!". A mí me parecía tremendo, lo que habían hecho con ese chico. Le habían quitado la oportunidad para prepararse para el acto más importante de toda su vida.
Pienso que hay que prepararse cuando uno se dé cuenta de que es de carne mortal y que no va a durar siempre, aunque hay gente que la cuenta no se la dá. Vive aturdiéndose,les da mucho miedo mirarse al espejo en silencio y pensar que ya es tiempo para arreglar sus cosas con su conciencia y ponerse a bien con Dios. Que no cuesta nada y así se sentirán más tranquilos.
Esa gente que pone la tele o música en su casa a todo volumen, suele ser de la que teme al silencio, porque pueden encontrarse con su reflejo y no quieren verlo, les asusta demasiado.
Son los mismos que van al cementerio a poner flores en las tumbas de sus difuntos, porque en el fondo creen que siguen viviendo allí. Yo nunca lo he hecho,porque siempre he tenido muy claro que en los cementerios no hay más que porquería, que habría que quemarlo todo y que mi abuela y mis padres, que están en un nicho, no son ellos los que lo ocupan, sino su envoltura física y podrida, como la piel vieja de las serpientes en la muda, y que mis familiares existen en otra dimensión. Lo sé porque he contactado con ellos de manera normal .(sin hacer espiritismo, quiero decir. Nunca hay que hacerlo).
Ya sé que a mucha gente todo esto les sonará muy raro, pero seguro que a un budista o a un buen musulmán no.
Jesús se enfadaba incluso con los que frecuentaban los cementerios poniendo floripondios, y se refería a ellos como "muertos enterradores de muertos". Esta misma frase se encuentra en el Libro Tibetano de los Muertos,que no tiene nada de siniestro, al revés.
Tengo un amigo que me dice que estoy un poco loca y por eso pienso esas cosas,y yo no le llevo la contraria . ¿Para qué?. También tengo otro que tiene la curiosa pero bien razonada teoría de que la Tierra es el Purgatorio de otro planeta. Pues mira, si no fuera porque no me lo creo, estaría bien ideado. Porque esta vida no es un infierno (para algunos sí, y para muchos animales), pero como Purgatorio sería perfecto.La vida te da una de cal y otra de arena, no deja que sufras tanto que no lo puedas soportar, sino que cuando ve que ya estás al límite te deja un respiro, como los torturadores con sus víctimas. Un buen torturador no abusa de sus métodos porque sabe que el fulano se le va a morir, y entonces descansará y no le servirá de nada. Pero le deja que tome aliento, incluso que lo pase bien, y luego volverá a la carga con otro palo que lo va a dejar temblando. Más o menos lo que con nosotros hace la vida.
Pero yo lo del purgatorio de mi amigo no me lo creo. Y es que la vida es dura, y un valle de lágrimas, como dice la Salve de los católicos. ¡Que le vamos a hacer!.
Y esa gente que dice que "nedie ha vuelto del más allá para contarlo", no saben lo que dicen. ¡Vaya si han vuelto, y siguen volviendo!.
Que me lo pregunten a mí..

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