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Pieles NO

domingo, 28 de noviembre de 2010

El celo de las gatas es complicadillo





Nunca se sabe cuando nuestra cachorra de gata va a sufrir su primer celo, aunque depende de la estación del año en la que nazca: el intervalo oscila entre los cinco y los doce meses de edad. Y el primer celo no la libra de quedar embarazada. Por eso, si no quieres que esto pueda afectar a su crecimiento, controla que no salga de casa, o plantéate la esterilización.
Dejando de lado el riesgo de que durante la monta la gata pueda contraer alguna enfermedad por parte de los gatos callejeros, hay que tener en cuenta el peligro de que, si una gata que todavía se está desarrollando queda embarazada, dejará de recibir la energía y alimento que necesita para su crecimiento en beneficio de sus gatitos. Su propio desarrollo se verá retrasado, e incluso frenado.

El celo de las gatas no es como el de las perras, que es dos veces al año, siempre los mismos días y muy regular. En las gatas no. Las hay en las que pasa inadvertido, pero en otras ocasiones, sobre todo en las gatas siamesas, se ponen a maullar como si las asesinaran, el animal sufre y además da una lata tremenda. Yo soy partidaria de la castración, porque el animal(gato o gata) está más tranquilo, no corre el riesgo de tener tumores de ovarios y no cría, que ya estoy harta de ver las carreteras llenas de gatos (y perros) aplastados, y colonias de gatos que acaban envenenados por un desaprensivo. En el resto de Europa,sobre todo en los países del norte, todos los gatos tienen amo y no se ven animales abandonados.
También conviene castrar a los machos, y antes del primer celo, porque cuando están así tienen la costumbre de hacer chorritos de pis por toda la casa para marcar el territorio, y luego no hay quien les quite esa manía. Son muy limpios, excepto en esta ocasión concreta.
Hay gente que no entiende nada de animales, y cuando saben que a los míos los esterilizo me dicen, horrorizados: "¿Y tú dices que quieres a los animales?". Pues sí, precisamente por eso los hago castrar. En 48 horas están ya bien, el primer día hay que vigilarlos un poco, porque, al menos las mías, siempre se ponen a saltar y a hacer el gamberro (o sea que tan mal no se sienten), y se les pasa enseguida el malestar. Sobe todo, lo que más les molesta no es la operación, sino cuando aún están algo bajo los aefectos de la anestesia.
Hasta hace poco se recomendaba esperar a que pasara el primer celo para llevar a cabo la esterilización en las hembras de gato. Pero últimamente los estudios han demostrado que no es necesario, puesto que el crecimiento no se vería afectado. Por eso, si no te planteas que tu gatita vaya a procrear tarde o temprano, quizás sea buena idea llevar a cabo esa esterilización prematura, cuando el animal cumpla dos o tres meses.
Esta decisión hay que tomarla, sobre todo, cuando vivimos en una casa con gatos sin esterilizar, cuando nuestra gata puede salir al exterior, o si tenemos un patio por el que pueden pasar otros gatos. Si, por el contrario, vivimos en un piso del que no puede salir, o no tenemos otros gatos, podemos esperar unos meses más.

Riesgo de tumor de mama
Una cosa es que podamos esperar para llevar a cabo la esterilización, y otra es que esperemos demasiado. Existe una correlación entre la aparición de tumores mamarios en gatas que no han sido esterilizadas, o aquéllas que lo han sido después de los tres años.
La edad ideal para llevar a cabo esta sencilla operación es cuando nuestra gata cumple un año, ya que las probabilidades de adquirir un tumor disminuyen un 90%. Si lo hacemos durante el segundo año, las probabilidades disminuyen hasta un 60%, y durante el tercer año, hasta el 40%.
La esterilización en gatas es una operación que se realiza diariamente, y salvo complicaciones que se dan rara vez, la recuperación es muy sencilla y rápida. Hay varios métodos para evitar que nuestra gata pueda sufrir un embarazo no deseado.
La extirpación de ovarios y útero implica una esterilización permanente. Así se evita la piometra: la aparición de pus en el útero. Con esto aumenta la esperanza de vida de la gata, pues desaparece el riesgo de infecciones uterinas. La extirpación sólo de los ovarios es una intervención más sencilla que la anterior, pero no evita la piometra.
También existen otros métodos mediante los cuales la gata sigue manteniendo el celo, pero no el riesgo de quedar preñada. Un ejemplo de esto es la ligadura de trompas de Falopio.

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